Después de unos años de matrimonio, los intereses de los cónyuges empiezan a
separarse, hay más independencia, menos voluntad de
entendimiento y de
compromiso.
Las acusaciones se lanzan con menos preocupación y reparo,
las disputas son más abiertas, se inhiben menos.
En diálogos y peleas aparecen exageraciones (“tú nunca…”, “yo siempre…”etc.). El detonante de los conflictos pude ser distinto: dónde ir, qué película ver en el cine, la manera de plantearse la relación íntima, de administrar el dinero o problemas domésticos.
En los conflictos los papeles se polarizan padre/hijo: dominante/sumiso, ahorrador/derrochador, etc. Generalmente uno asume el papel de ofendido y el otro carga con la supuesta responsabilidad y el que acusa suele ser la persona más insegura y vulnerable comunicando así su desesperación y necesidad de conocer aspectos ocultos del otro cónyuge.
Si conocen lo que
les está pasando y reconocen
qué aspectos inconscientes están presentes
-en sí mismos y en el otro- ésta etapa puede proporcionar ocasiones para crecer y madurar. Pero, si se quedan enredados en
los conflictos la relación puede estancarse
en una especie de marasmo de frustración y amargura.
TAREAS.
-Ser conscientes del poder que tienen, compartirlo con la pareja y no
usarlo para controlar al otro-a.
-Sacar a la luz aspectos ocultos, ensanchando la relación para asumirlos.
-Aceptar facetas positivas y
negativas propias y de la pareja.
-Resolver conflictos de poder pendientes de la infancia, sin dominar al otro.
-Desarrollar procedimientos para resolver problemas, tomar decisiones y negociar, con el diálogo; no aplastando al otro.
-Tratar de mantener el grado de
amor,
compenetración y conciencia de las necesidades y sentimientos del otro.
QUEDARSE ESTANCADOS.
Muchas veces, los modelos de conducta observados en las respectivas familias suelen estar muy arraigados. El modelo de matrimonio en el que los esposos se llevan como perro y gato
suele perdurar de generación en generación, se caracteriza por usar frases como
“Tú siempre…tú nunca…¿porqué por lo menos una vez no…¡vuelve a tiempo!, ¡deja de fastidiar!, ¡Yo me las apañaré solo!...etc. A veces la pareja puede quedar años en esta etapa estancada.
PROGRESAR.
-Es reconocer la propia necesidad de controlar y dominar al otro.
-Ponen los medios para restablecer la comunicación hablando más y haciendo un esfuerzo por comprender el punto de vista del otro.
-Es tener presente los sentimientos del otro
(sé que te sientes bajo de ánimo y…)
-Descubrir actitudes de atrincheramiento procedentes de conflictos no resueltos con los propios padres.
Tomado del libro El Éxito en el Matrimonio de Mary Kirk
Alexander Madrigal
Centro de Coaching Encuentro
www.alexandermadrigal.com
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